EL VECINO DE ARRIBA
En el piso de arriba vive el hombre más feliz del mundo. Tiene una casa, dos hijas, una mujer francesa y una suegra. Sus posesiones no son muy diferentes de las hombre común, pero a diferencia de éste, es feliz. Cada vez que me lo encuentro en el ascensor, en el portal o el quiosco donde compro el periódico, me alegra el día. Apenas intercambiamos un par de palabras, pero con eso, y con su mirada, me basta para tener fé en este mundo. Su dicha, espontánea, sencilla y ligera, no despierta mi envidia sino mi admiración. Es feliz pero dudo mucho de que trate de ser feliz, simplemente lo es. Creo que este hombre también sería feliz con otra vida, con todas las vidas imaginarias. Es como si siguiera meciéndose en los brazos de su madre, como si fuera un bebé amamantado con toda la ternura del mundo.